Te invito a ver el siguiente video y luego leer una pequeña reflexión sobre el desafío que impone la frustración como un espacio para el aprendizaje.
El momento de vacío que produce el fracaso al intentar algo puede ser igual a estar en un camino que se abre en dos. Uno es el de la desesperación y la entrega de las armas. El otro el de la oportunidad de buscar nuevas maneras de lograr el fin que nos proponemos.
Esta situación se nos presenta a menudo a los que tenemos hijos o los que, como en mi caso, somos docentes, y tenemos que luchar constantemente con la sensación de que no aprenderán, que no será posible la realización de un proyecto. ¿Cómo ayudar a nuestros hijos o alumnos (o a nosotros mismos)?
El temor mayor que se nos presenta es que nuestros hijos o alumnos rechacen todo intento por afrontar una prueba en la que ya han fallado, que tiendan a quedarse donde estaban. Sabemos que crecer cuesta y es un esfuerzo que no todos están dispuestos a realizar. Mi experiencia me indica que muchos no querrán salir de la media de sus pares y que no intentarán estar un peldaño más alto. Indefectiblemente resultará en mediocridad.
La tarea del mayor responsable aquí es ineludible. ¿Por qué alguien hará un esfuerzo si no ve una recompensa? La autosatisfacción no es para muchos un aliciente. Muchas de las tareas escolares no tienen otra meta que una nota, solo un número. Hoy no es importante. El abuelo del cortometraje le quita los auriculares al joven y lo deja solo con una hoja. Sabemos que en muchos casos, los jóvenes actuales retomarán los auriculares y dejarán la hoja en la mesa sin apenas tocarla. Muy frustrante.
El premio por superar una prueba puede estar en cualquier lado. La mirada, la paciencia y la aprobación son los ingredientes necesarios para que el interés por aceptar el desafío sea tenido en cuenta. Las palabras dichas a tiempo a un hijo pueden ser el combustible que hagan avanzar la máquina de la creación y el crecimiento. El desapego, la falta de comunicación, la desatención de los mayores pone en riesgo a una generación completa que puede perder muchas oportunidades de avance personal, emocional, espiritual.
Me gusta el final de la película en el que el abuelo solo asiente con la cabeza y esto basta para que ambas generaciones puedan quedarse en silencio compartiendo una taza de té, pero conectados, habiéndolo logrado.
¿Qué crees que sea necesario hacer para que las nuevas generaciones crezcan, busquen, desarrollen ideas nuevas? Espero tus comentarios
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