Pensamos en ese momento en que esa persona se acordó de nosotros, que eligió las mejores palabras y se esforzó, realizó acciones para que su mensaje nos llegue.
Son una gran cantidad de pasos que son necesarios para que el acto comunicativo se realice.
El que quiere comunicarse debe trabajar para que el significado que desea transmitir esté puesto en palabras que para mí quieran decir lo mismo, en especial si el mensaje es importante.
¿Qué sucede si nos enteramos que alguien muy importante, por caso un presidente, un rey, o el creador del universo quiere decirnos algo. Bueno, en realidad, esto ha sucedido.
Hace mucho tiempo, Dios habló muchas veces y de diversas maneras a nuestros antepasados por medio de los profetas. Y ahora, en estos últimos días, nos ha hablado por medio de su Hijo. (Hebreos 1:1-2 - La Biblia)Hablar de Navidad y hablar de la llegada de Dios a estar entre nosotros es lo mismo. Pero lo más importante que tenemos que entender es que Dios está haciendo un esfuerzo enorme desde hace siglos para entablar una relación con nosotros.
Para algunos quizás suene raro. En ocasiones algunos se preguntan dónde está este Dios cuando hay sufrimiento, cuando hay injusticia. Justamente es Él que clama por indignación cuando pasan cosas como éstas, es Él que quiere intervenir en defensa de los débiles. Pero, no va a ir en contra de nuestra voluntad, no va a forzar nuestros corazones para que lo busquemos torciéndonos el brazo.
Por eso quiso estar cerca nuestro, sentir lo que sentimos, necesitar lo que necesitamos en la persona de Jesús, que llegó a padecer la injusticia de los hombres sobre sus propios lomos.
Te invito hoy a alzar la mirada y entablar una charla con Dios. Porque la comunicación es entre dos, incluso para Dios. No dejes pasar este tiempo sin dedicarle unos minutos a escucharlo, porque te quiere bien y te anda buscando, como siempre lo hizo.