La fotografía convierte al arte en “cosa de este mundo”El arte, como "cosa de este mundo", es expresión, queja, asombro, profecía de este mundo. El artista como ser diferencial, sensible y con capacidad de expresar, tiene como función ser voz del alma de su tiempo.
José Luis Brea
Desde la antigüedad y hasta hace un siglo al arte tenía un coto restringido y de élite Pocas personas tenían acceso a la formación académica artística y al ingreso a los circuitos comerciales que les permitirían vivir en caso de no contar con un mecenas.
La academia domina el mundo del arte hasta principio del S XX en que las vanguardias proponen salirse de los caminos establecidos y experimentar nuevas maneras de expresión y comunicación artística.
La fotografía,con su maravilloso hijo, el cine, ya habían nacido pero no lograban posicionarse a la altura de las artes clásicas. Pero el paso estaba dado. La obra es reproducible hasta el infinito. La copia es el objeto en sí. La originalidad aurática de las artes se traslada de una entidad única e irrepetible (W. Benjamin) a la distribución masiva de la misma. El aura, sin embargo, sigue estando en donde estuvo siempre: En la relación obra-espectador.
Siglo XX - Producción en masa
Decíamos que el artista es parte, interna, radical, de su tiempo. Y este siglo ya es el siglo de la producción en serie, en masa, con el correlativo cambio tecnosocial. Las industrias culturales trajeron un achatamiento del gusto y la homogeneización del consumo cultural, especialmente desde que la producción cultural y específicamente las de las obras de arte entran en la lógica del sistema capitalista que convierte todo en mercancía (Adorno y Horkheimer).
Se suma a esta situación que no solo la reproducción en el siglo XXI no está solo en manos de las empresas de la cultura sino en manos de todos, desde que las cámaras fotográficas digitales están incorporadas a muchos dispositivos. La masa de producción de imágenes es hoy incalculable.
La circulación de imágenes fotográficas se ha salido de todo control posible, gracias a Dios, y se repiten por los blogs y redes sociales, por ejemplo, de manera vertiginosa. Es más la creatividad de los usuarios resignifican un sinnúmero de estas imágenes por la edición de las mismas o por los agregados de epígrafes que transforman el objeto en otro una y otra vez.
Un gran problema en referencia a los derechos de autor es que las grandes empresas se quejan por el uso que hacen otros de "sus imágenes" cuando muchas veces ellos hacen lo mismo con fotos de particulares que suben a la Web.
Por ejemplo, el periódico deportivo "Olé", de Argentina, publicó una foto trucada por un bloguero en su tapa, sin poner la identidad de la fuente y tuvo que pedir disculpas porque la foto había sido modificada por el autor y ellos no se habían dado cuenta, no habían verificado la fuente.
Foto original y foto trucada por el autor |
El problema del arte es un poco diferente por esto que habíamos dicho que las obras se han vuelto mercancía. Pero en estas épocas, nos diferenciamos de las anteriores en que los medios y la capacitación para producir obras no está restringida a "especialistas" ni a unos pocos que tienen los medios de producción. Nuevamente, lo que se está queriendo guardar es el lucro por la obra.
Por supuesto que "el obrero es digno de su salario", pero hay otras formas de ganarlo. La protección de la imágenes, por supuesto es lícita, pero es verdad que la naturaleza de la web hace más fácil compartir que guardar, es más lógico copiar y dar el crédito que tratar de acaparar cualquier lucro posible.
Por otro lado es bueno proteger nuestras imágenes de las grandes corporaciones como Facebook que intenta apropiarse de todo lo que subimos a la red para su uso comercial. Ellos sí que lucran con las fotografías de otros.
El hecho de que la fotografía sea una obra de arte no tiene por qué traer de la mano el Copyright si el autor (digo el autor) quiere socializar su obra. Debe dejarse abierta la posibilidad de que los fotógrafos manejen su obra y puedan vivir de ella.