Nuestras sociedades han sabido de divisiones profundas y de diferencias económicas abismales que han tironeado de los pantalones de los políticos y militares muchas veces para mantener un sistema inequitativo y perverso.
Es hora de declarar que los latinoamericanos queremos vivir en paz en justicia y armonía de derecho.
Unánimente debemos repudiar los intentos de lesionar a los gobiernos que fueron elegidos democráticamente, no importa el desempeño que tengan o la transparencia con la que manejen los asuntos del país. Si se manejan de manera corrupta y delictiva "Dios y la Patria se lo demandarán", pero no más quienes se creen con atribuciones mesiánicas para decidir qué es lo mejor para nosotros.
Nosotros, los pueblos, nos bastamos a nosotros mismos para tomar nuestras propias decisiones.
Repudiamos desde aquí, cualquier intento de desestabilizar las instituciones democráticas que tanto tiempo y tanta sangre nos costó conseguir